Ama los miércoles no porque sean de cumbia, sino que ha descubierto ó inventado ó despertó un buen día con la idea en la cabeza que el tiempo es bondadoso y que la luna todo lo sabe y lo puede, ella es su aleada en noches donde todo es un hermoso limbo.
Hay algo en ella que
la hace girar en espiral (ya lo intuía) es pues el sonido del universo, cree
firmemente que somos música y espera el gran llamado al momento danzante algo así como
un post-apocalipsis o un anti-apocalipsis
algún premio a la vida terrestre que todos tenemos. Además ella conoce de ciclos y sus consecuencias;
en galaxias lejanas quizá fue “Sideralista” por eso su obsesión a la
transformación porque sabe que nada se destruye, bueno todo esto lo sé porque el día de la coincidencia soberana me contó
una historia. Es un héroe, menciono al
final. Yo traté de comprender su
filosofía sideralista que dice más o menos así: Que todos debiéramos de decidir
de que color y tamaño ser, y habitar un solo sitio como comunidad sin fronteras
ni límites, un mundo elástico, para que todos seamos y quepamos. Estábamos en lo mejor del intercambio
neuronal cuando de pronto dijo shshshshshs... calla… sorprendido no quise interrumpir,
se acerco sigilosa hacia la esquina de un muro y se sentó a observar a la araña tejiendo, yo ya había visto muchas
veces ese proceso así que no me intereso tal acto y fui por un par de caracolas
que le iba a compartir las cuales guardaban los sonidos de bandas terrícolas; al
regresar aún estaba tan sorprendida como al inicio de su estudio, entendí sin
necesidad de laberintos que además de maravillarle el universo y sus
complejidades también le producia el mismo
efecto lo ínfimo y sus complejidades aún más abstractas en apariencia; la araña
terminó su cometido y antes de irse volteo a verla (si ustedes la conocen sabrán que es inevitable, inevitable) y
ella dijo: “Tú extraterrestre tan fuera de mí, yo terrestre tan dentro de ti” y
la araña voló trepando de nube en nube hasta acomodarse en el lado oscuro de la
luna, desde allá saluda y sigue tejiendo el vasto universo; eso lo supe
después, en ese momento le pregunte del porqué esa forma extraña de decir las
cosas y dijo como dirigiéndose al viento para que todos supiéramos: “Enamorada
estoy y las palabras lo saben” y es hora de irme. –¿Nos veremos en otra galaxia?- pregunte.
Encogió los hombres y dijo –es lo más probable-. Se fue girando en espiral como flor silvestre de esas que en ese lugar son llaman “mishitos”,
se fue como bailarina de ensueño astral,
yo subí a mi burbuja y me largue también arrastrado por los vientos alisios.
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