lunes, 6 de octubre de 2014

Bitácora del capitán Corazón de palo #...



Ama los miércoles  no porque sean de cumbia, sino que ha descubierto  ó inventado ó despertó un buen día con la idea en la cabeza que el tiempo es bondadoso  y que la luna todo lo sabe y lo puede, ella es su aleada en noches donde todo es un hermoso limbo.

Hay algo en ella que la hace girar en espiral (ya lo intuía) es pues el sonido del universo, cree firmemente que somos música y espera el  gran llamado al momento danzante algo así como un post-apocalipsis  o un anti-apocalipsis algún premio a la vida terrestre que todos tenemos.  Además ella conoce de ciclos y sus consecuencias; en galaxias lejanas quizá fue “Sideralista” por eso su obsesión a la transformación porque sabe que nada se destruye,  bueno todo esto lo sé porque  el día de la coincidencia soberana me contó una historia.  Es un héroe, menciono al final. Yo traté de  comprender su filosofía sideralista que dice más o menos así: Que todos debiéramos de decidir de que color y tamaño ser, y habitar un solo sitio como comunidad sin fronteras ni límites, un mundo elástico, para que todos seamos y quepamos.  Estábamos en lo mejor del intercambio neuronal cuando de pronto dijo shshshshshs... calla… sorprendido no quise interrumpir, se acerco sigilosa hacia la esquina de un muro y se sentó a observar  a la araña tejiendo, yo ya había visto muchas veces ese proceso así que no me intereso tal acto y fui por un par de caracolas que le iba a compartir  las cuales  guardaban los sonidos de bandas terrícolas; al regresar aún estaba tan sorprendida como al inicio de su estudio, entendí sin necesidad de laberintos que además de maravillarle el universo y sus complejidades  también le producia el mismo efecto lo ínfimo y sus complejidades aún más abstractas en apariencia; la araña terminó su cometido y antes de irse volteo a verla (si ustedes la conocen sabrán que es inevitable, inevitable) y ella dijo: “Tú extraterrestre tan fuera de mí, yo terrestre tan dentro de ti” y la araña voló trepando de nube en nube hasta acomodarse en el lado oscuro de la luna, desde allá saluda y sigue tejiendo el vasto universo; eso lo supe después, en ese momento le pregunte del porqué esa forma extraña de decir las cosas y dijo como dirigiéndose al viento para que todos supiéramos: “Enamorada estoy y las palabras lo saben”  y  es hora de irme.  –¿Nos veremos en otra galaxia?-  pregunte.  Encogió los hombres y dijo –es lo más probable-.  Se fue girando en espiral como flor silvestre  de esas que en ese lugar son llaman “mishitos”, se fue como bailarina de ensueño  astral, yo  subí a mi burbuja y  me largue también arrastrado por los vientos alisios.



domingo, 21 de septiembre de 2014

Sonidos en domingo y una ventana para espiar hacia la calle

La lluvia acalla el culto de la casa vecina “hay que alabarle, y serle fiel”, la alabanza no dice así pero la resumo en eso, yo asiento la cabeza, supongo que tarde o temprano uno se acostumbra a todo o no se acostumbra, se queda o se larga; Sonidos en domingo y una ventana para espiar hacia la calle.  Pronto las campanas de la iglesia sonarán, el rio seguirá partiendo en dos al pueblo, el beneficio de café me parecerá como cuando niño un fortaleza carcelaria. Abro la ventana y allí está como todos los días esa pequeña montañita que tiene forma de seno, grandes árboles forman el pezón verde verde negro y sensual; por las noches  la luna hace que aquello parezca una aureola “una santa chiche”  y los arboles de sauce se iluminan, a decir verdad las flores que se enredan alrededor de ellos hacen que imagine que son mariposas fluorescentes  durmiendo en la noche . Puta! Ya no soy un niño, pero ahora puedo decir "puta" cuando algo  no sale como quiero  y mama ya no me pegará en la boca o dirá que diosito  me va a castigar, ahora ya fumo de vez en cuando y tomo café y cervezas; pero me sigue enamorando los sonidos de domingo de esté pueblo en el que nunca pasa nada y creo no pasará nada, nadie lo ve como yo lo veo por eso lo comunico, todos se quedan y los pocos que se van no regresan, yo también me quiero largar pero volver después y buscar mi ombligo enterrado bajo el naranjal que aún sigue teniendo la forma de una nave espacial y buscar por las calles el beso aquel que me hizo volar en verdad por primera vez.