Estamos encadenados a los ciclos inevitablemente. Pasamos por el mismo sitio siempre; pero jamás seremos los mismos, cada vez estamos más lejos del origen como la ruta de una espiral ascendente he infinita.
Quizá haya dolor otra vez y una fuerte gana de dejarlo todo atrás cuando sintamos que el mundo es tan grande y nos aplasta, cuando venga un ladrón de sueños y los meta todos en un costal, cuando alguien nos diga que no podemos y nos cierren las puertas, pero que importa siempre habrá ese alguien con nombre anónimo un tal llamado amigo que nos habrá la ventana para que podamos entrar. Quizá el mundo siga como hasta ahora o un poco peor, tal vez las armas sigan gritando su consigna de muerte y el terror intente apoderarse de la humanidad sí, quizá y la sangre siga dejando cicatrices sobre el pavimento que todos nosotros pisamos, quizá y perdamos la imagen un poco de los niños y sus lombrices, del los viejos y su olvido, de la gente que ya no esta por políticas divina o los que se han marchado por puro gusto y placer (a la mierda con esa gente). Siempre habrá espacio para un par de quizás y algo de lamentación por la ruta que recorre nuestra memoria, mi memoria en todo caso pues yo los llevo por este tour de palabras hechizas y mal logradas.
Dejarse caer es tan fácil ver el mundo desde la perspectiva del suelo y el polvo, sin embargo siempre hay algo que ilumina, el sol, la luna, algunos ojos que brillan y nos ven con ternura y quizá no pidan ni siquiera amor porque no lo necesitan, porque ya lo poseen, simplemente les sobra y lo quieren compartir… El amor, ese es tema aparte, es demasiado confuso y tortuoso para mí y no se me antoja hablar de nada de eso (pero hablo de eso que se llama amor de pareja, hombre y mujer, caos siempre un caos), sin embargo me interesa el amor en general de un ser humano para el mundo y viceversa.
En esté inicio de año existe un solo propósito para mí, ser mejor que el año pasado equivocarme menos en las decisiones que me determina; algo cambia en mi, he dejado de ser un tipo solitario y frío (toda esta filosofía de vida ha sido por razones propias, bien fundamentadas y privadas, cosas de la vida etapas que me han servido para entender tanto y tanto); para convertirme increíblemente en un tipo normal y sociable, en el fondo se siente bien.
Y pido la vida en sus días y sus colores negros, azules, verdes, amarillos, transparentes… toda la gama de sentimientos con los que suelo acompañarme. Y pido la vida para gastarla toda en este mundo y no arrepentirme más; yo sé, nada será fácil como siempre, sin embargo traigo conmigo un corazón nuevo esta vez; una mirada más curiosa y atenta; una sonrisa que se impregna en la memoria de quien la quiere recordar; un tacto para los abrazos sinceros; un olfato delicado para capturar el perfume de la gente que me rodea, mi atención puesta en la voz dulce de los amigos que siempre tienen cosas buenas que decir; una voz cansada y lastimada que busca en cualquier parte del día no a un alguien para descargar tonterías sino el momento preciso para decir “te quieros” con la boca cerrada, propósito que me impongo. Y si digo en algún momento te quiero es por que lo siento y si no te digo nada es porque en ese momento estoy fabricando un cumulo de frases complejas, imágenes bellas que quizá no entiendas (ni yo entendió a veces).
Y le pido a la vida noches con sueños, y días para fabricármelos tal como los recuerdos, y allí estarás vos… sonriendo y haciendo de mi mundo tu mundo, el mundo de todos...
Quizá haya dolor otra vez y una fuerte gana de dejarlo todo atrás cuando sintamos que el mundo es tan grande y nos aplasta, cuando venga un ladrón de sueños y los meta todos en un costal, cuando alguien nos diga que no podemos y nos cierren las puertas, pero que importa siempre habrá ese alguien con nombre anónimo un tal llamado amigo que nos habrá la ventana para que podamos entrar. Quizá el mundo siga como hasta ahora o un poco peor, tal vez las armas sigan gritando su consigna de muerte y el terror intente apoderarse de la humanidad sí, quizá y la sangre siga dejando cicatrices sobre el pavimento que todos nosotros pisamos, quizá y perdamos la imagen un poco de los niños y sus lombrices, del los viejos y su olvido, de la gente que ya no esta por políticas divina o los que se han marchado por puro gusto y placer (a la mierda con esa gente). Siempre habrá espacio para un par de quizás y algo de lamentación por la ruta que recorre nuestra memoria, mi memoria en todo caso pues yo los llevo por este tour de palabras hechizas y mal logradas.
Dejarse caer es tan fácil ver el mundo desde la perspectiva del suelo y el polvo, sin embargo siempre hay algo que ilumina, el sol, la luna, algunos ojos que brillan y nos ven con ternura y quizá no pidan ni siquiera amor porque no lo necesitan, porque ya lo poseen, simplemente les sobra y lo quieren compartir… El amor, ese es tema aparte, es demasiado confuso y tortuoso para mí y no se me antoja hablar de nada de eso (pero hablo de eso que se llama amor de pareja, hombre y mujer, caos siempre un caos), sin embargo me interesa el amor en general de un ser humano para el mundo y viceversa.
En esté inicio de año existe un solo propósito para mí, ser mejor que el año pasado equivocarme menos en las decisiones que me determina; algo cambia en mi, he dejado de ser un tipo solitario y frío (toda esta filosofía de vida ha sido por razones propias, bien fundamentadas y privadas, cosas de la vida etapas que me han servido para entender tanto y tanto); para convertirme increíblemente en un tipo normal y sociable, en el fondo se siente bien.
Y pido la vida en sus días y sus colores negros, azules, verdes, amarillos, transparentes… toda la gama de sentimientos con los que suelo acompañarme. Y pido la vida para gastarla toda en este mundo y no arrepentirme más; yo sé, nada será fácil como siempre, sin embargo traigo conmigo un corazón nuevo esta vez; una mirada más curiosa y atenta; una sonrisa que se impregna en la memoria de quien la quiere recordar; un tacto para los abrazos sinceros; un olfato delicado para capturar el perfume de la gente que me rodea, mi atención puesta en la voz dulce de los amigos que siempre tienen cosas buenas que decir; una voz cansada y lastimada que busca en cualquier parte del día no a un alguien para descargar tonterías sino el momento preciso para decir “te quieros” con la boca cerrada, propósito que me impongo. Y si digo en algún momento te quiero es por que lo siento y si no te digo nada es porque en ese momento estoy fabricando un cumulo de frases complejas, imágenes bellas que quizá no entiendas (ni yo entendió a veces).
Y le pido a la vida noches con sueños, y días para fabricármelos tal como los recuerdos, y allí estarás vos… sonriendo y haciendo de mi mundo tu mundo, el mundo de todos...
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